miércoles, 29 de marzo de 2017

"See now, buy now" la tendencia que vino para quedarse



Fuente: www.puromarketing.com

El planteamiento old school en el que se presentaba la colección y se esperaba una temporada para llevarlo a tienda empieza a resquebrajarse.

Si hay una tendencia que ha destacado sobre el resto en prácticamente todas las Semanas de la Moda Internacionales este año, es el llamado "see-now, buy-now" que permite la compra de las prendas en el mismo momento que se presenta la colección en las pasarelas. 
Tanto si ves el desfile online como presencial, al momento puedes comprarlo en la tienda online. Aunque pueda parecer algo natural, por este pensamiento de inmediatez que nos domina, el planteamiento "see-now, buy-now" ha hecho tambalearse los pilares de la moda y de cómo se ha venido entendiendo la industria desde que el mundo es mundo.
El funcionamiento habitual en el que se esperaba una temporada para llevar la colección a tienda empieza a resquebrajarse. La experiencia de cliente prima, busca la inmediatez, más aún si es fashionista y quiere ir a la última.

Este escenario, en décalage, presentaba una oportunidad para el fast fashion, que se adaptaba a la tendencia y la hacía accesible a su público antes, muchas veces, que las propias marcas que las creaban. De esta forma, el cliente de lujo ya no percibía la novedad en la colección, ni su carácter exclusivo, porque estaba replicado y popularizado a nivel fast fashion.
La tendencia la inauguró Burberry, hace un par de temporadas y le han seguido Tom Ford, Ralph Lauren, Tommy Hilfiger, Rebecca Minkoff y más recientemente también se ha unido el fast retailer H&M.

Este nuevo enfoque, que va casi contra los timings de producción adelantando colecciones, pone de manifiesto que el enfoque está en el cliente y en las ventas.
En este sentido se han reportado datos muy interesantes. Según Avery Baker, responsable de marca de Tommy Hilfiger, el tráfico a Tommy.com se incrementó en un 900% en las primeras 48 horas después del lanzamiento.
Marcas como Burberry o Rebecca Minkoff, alojaron las presentaciones de colección en su propia tienda y tuvieron resultados excelentes. Burberry hizo sold out con tres piezas de su colección después de la pasarela y Rebecca Minkoff incrementó en un 168% las visitas en su site, llegando a declarar que habían superado su mejor día (de la historia) en un 25% en tan sólo medio día.
Sin embargo, más allá de la sensación de urgencia para comprar ahora, el "buy-now, shop-now" se convierte en un hecho noticiable para la marca, un motivo para tomar la palabra y llamar la atención frente a sus competidores.
El verdadero quid de la cuestión no es el repunte en ventas, ni la popularidad o la venta de productos más accesibles. Es una cuestión de liderazgo, de posicionarse sólidamente en la mente de los consumidores a lo largo de la temporada y convencer.
Como retailer ¿te sumarías a las tendencia del "buy now, shop now"? y como cliente, ¿comprarías directamente después de la pasarela?

BEM: Cómo llegar a los consumidores usando emociones, comportamientos y momentos



Fuente: www.puromarketing.com


¿Cómo llegar a los consumidores? Esa es la gran pregunta que se hacen una y otra vez los responsables de estrategia de las marcas y los analistas que intentan darles guías que les ayuden a llegar a sus potenciales consumidores. La respuesta a esta pregunta ni es fácil ni es clara, como demuestran la propia existencia de todos estos variados análisis, aunque en los últimos tiempos se han ido añadiendo nuevos factores y nuevos elementos que permiten establecer un marco más claro de hacia dónde van las cosas en estos tiempos. 
Porque, aunque puede que no tengan muy claro cuál es la fórmula mágica para llegar a los consumidores, los responsables de marca si tienen claro lo que no funciona y que los potenciales clientes están reclamando un espacio nuevo, un entorno diferente en el que lo que hay que emplear son otras cuestiones y otros elementos clave. Los consumidores buscan ahora una relación mucho más directa y mucho más especial con los productos que compran y con las marcas y empresas que los ofrecen. Y, por ello, la estrategia de marketing tiene que reposar en otras líneas y en otras pautas. 
De hecho, el modelo actual se podría bautizar como el modelo BEM, partiendo de las siglas en inglés de Behaviors, Emotions y Moments, comportamientos, emociones y momentos, los tres elementos clave que se han convertido en una suerte de nueva trinidad a seguir a la hora de conectar con las audiencias en los tiempos modernos. En lugar de poner a los medios por delante, explican en un análisis de este modelo en AdAge, lo que se pone por delante es a la audiencia. Es decir, no se piensa cómo se llegará a ellos sino quiénes serán los receptores. Lo importante no es el canal, sino el consumidor en sí. En lugar de hacer una segmentación tradicional demográfica, lo que se hace es partir de otro punto de partida. 
Esto no quiere decir que la información de demografía no sea importante o no se deba usar, sino más bien que se debe emplear para otra cosa. Esa información ayuda a eliminar a consumidores que realmente no resultan importantes ni relevantes para la marca y para su estrategia, aunque el peso de cómo se llega al consumidor jamás se debe dejar en ello. 

Cómo aplicar el nuevo modelo

Las preguntas que la marca o empresa tiene que hacerse son diferentes. Así, tiene que partir de los comportamientos. ¿Han mostrado ya los consumidores que tienen un interés en algo de lo que la marca tiene para ofrecerle? ¿Ya han hablado sobre ello o se han mostrado interesados por ello? A lo que los consumidores han hecho hay que sumarle las emociones que esto ha podido generar o que generará, ya que esto se convierte en el vínculo determinante para establecer un nexo. Y, finalmente, la firma tiene que preguntarse cuál es el mejor momento para ofrecer lo que tiene que decir, ya que de encontrar la ventana exacta dependen el éxito de lo que quiere lograr. 
Sumando todos estos elementos, se llega a un nicho potencial de mercado mucho más potencialmente receptivo a los mensajes de la marca de lo que lo sería de otro modo y se consigue ser mucho más eficiente por tanto a la hora de convencerlos del potencial de lo que se está ofreciendo. 
Los casos de éxito ya demuestran que los resultados pueden mejorar de forma sustancial. Así, por ejemplo, la compañía NewBalance usó la segmentación emocional para aumentar el reconocimiento de marca en Japón y logró un aumento del 135%. 
Aunque, posiblemente, uno de los casos más conocidos de cómo usar este nuevo modelo es Netflix, quien tiene claro que los gustos de un neoyorkino de 21 años pueden ser iguales que los de una mujer de 52 años de Nueva Delhi y que ha hecho que el género, la geografía y la edad sean elementos secundarios a la hora de llegar a sus audiencias. Simplemente, ponen por delante otras cuestiones.

lunes, 27 de marzo de 2017

Las marcas tienen que aprovechar su propia historia



Fuente: Revista Merca 2.0


En el mundo de las marcas y de las empresas no todas juegan en las mismas ligas y, en cierto modo, con las mismas reglas. Las recién llegadas, las que acaban de empezar, tienen que hacer un trabajo mucho más duro para posicionarse en el mercado y tienen que trabajar para encontrar su lugar en un entorno en el que hay muchísimos elementos y en el que resulta muchas veces muy difícil destacar en medio del ruido. Las marcas que tienen ya una larga vida juegan en una posición de ventaja.
Los consumidores suelen conocerlas ya y suelen además partir de una posición mucho más fácil. Los consumidores no solo las conocen sino que además saben de una forma bastante clara cuáles son los valores asociados a la marca en cuestión, cuáles son sus principales beneficios o cuáles son las posiciones que ocupan. A eso se suma que su larga historia suele hacer que sean marcas que tienen una historia más bien larga con el comprador. Muchas veces son marcas que se heredan, por así decirlo, de generación en generación y que se consumen porque ya antes las consumían padres y abuelos. En la relación entre unos y otros hay ya, por tanto, una cierta posición emocional y un cierto peso de los sentimientos. 
Pero, a pesar de todo ello, las marcas y las empresas de toda la vida no deben confiarse y no deben asumir que ya tienen todo el trabajo hecho. Tener una larga trayectoria hace que se esté en una posición más fácil en algunos elementos, pero no en absolutamente todos. Y, además, tener una larga historia no implica que el trabajo de establecer a la marca, sus posiciones y su discurso se haya hecho ya para siempre
El mundo ha cambiado. Lo hace generación tras generación y década tras década. Lo que era aceptable hace unos años ya ha dejado de serlo. Ahí están los anuncios del coñac Soberano, que horrorizan y escandalizan a los espectadores de hoy en día pero que eran emitidos sin problema en la televisión española de los años 50-60. Es uno de los ejemplos más obvios de cómo la sociedad cambia y de cómo las cosas que las marcas hacen tienen que cambiar con ellas, aunque no la única. Profundizando en los archivos no es muy complicado encontrar anuncios que hoy en día sorprenden por su machismo o por su racismo. 
Por lo tanto, ¿tienen que adaptar las marcas y empresas de siempre sus discursos a los nuevos tiempos? Si se piensa en la publicidad de ayer y la de hoy puede parecer que no hay duda de que eso es lo que se debe hacer. Sin embargo, la cuestión es mucho más compleja que eso. No se trata simplemente de cambiar los anuncios hoy frente a los anuncios que se emitían hace 50 o 60 años, sino que se tiene que trabajar a un nivel mucho más profundo. 

Cómo entrar en el debate 

Hasta ahora, como apuntan en un análisis de AdAge, las marcas y las empresas que están irrumpiendo en el mercado, las que son jóvenes, osadas y nuevas, son las que se han adueñado del discurso más rompedor. Ellas son las que han entrado en los temas del momento y las que se han apropiado de los principios y de las cuestiones que preocupan a los consumidores hoy en día. No hay más que ver, por ejemplo, quiénes dominan en el mercado de lo verde y lo ecológico. Casi siempre son firmas disruptivas que entran en el mercado con eso por bandera. 
Sin embargo, y teniendo en cuenta cómo están cambiando los tiempos y cómo los consumidores son cada vez más exigentes en cuestiones de compromiso y de posicionamiento de marcas y empresas, las firmas de toda la vida ya no pueden permanecer ajenas a ciertas cuestiones. Ellas también tienen que manifestarse y también tienen que asumir ciertas posiciones. 
En realidad, no les queda más remedio. Los estudios demuestran que los consumidores son mucho más fieles a aquellas marcas que comparten sus valores (un 89% de los consumidores lo asegura) y un 79% se preocupa más por aquellas marcas que tienen principios. Las opiniones han empezado a tener mucho más valor y las marcas y empresas tienen que manifestarse sobre los temas de la agenda política del día. Por ello, no sorprende que muchas firmas hayan hecho que sus últimos anuncios estén protagonizados por historias que defienden la diversidad o la inmigración. 

¿Cómo posicionarse y qué hay que hacer? 

Las marcas tienen que jugar con su propia historia y con su propia tradición para marcar su asunción de ideas y de principios. De hecho, tienen que ser capaces de ser consecuentes con su propia historia y con los hechos de su pasado. Coca-Cola habla de inclusión en sus anuncios desde los años 70 y Budweiser, que se hizo viral con un anuncio sobre emigrantes hace unas semanas, usa la propia historia del nacimiento de la marca. 
A ello hay que sumar, como apuntan en el análisis, un cierto optimismo y una visión enérgica y de renovación. Por muy triste que sea el tema sobre el que se habla, hay que cerrar con la previsión de un final feliz en el futuro.

La lucha imposible de marcas y empresas por medir las emociones de los consumidores



Fuente: www.puromarketing.com

En los últimos tiempos las emociones y los sentimientos se han convertido en uno de los temas favoritos en los análisis sobre estrategia empresarial y sobre lo que se debe hacer en marketing. Los sentimientos y las emociones han logrado este protagonismo por varias razones.
Por un lado, los consumidores están cada vez más y más interesados en establecer vínculos emocionales con cosas y con empresas, ya que buscan relaciones mucho más profundas y quieren que todo sea mucho menos superficial. Por otro lado, los diferentes estudios han señalado el poder que tiene la parte emocional a la hora de establecer mejor los mensajes. No solo se perciben mejor en medio de todo el ruido en el que se tienen que mover las marcas, sino que además se produce un mejor efecto recuerdo asociado a estos mensajes. Nuestro cerebro procesa de forma mucho más profunda las emociones.
Si a eso se suma que la emoción y el sentimiento se ha convertido en la última gran realidad medible que las marcas quieren incorporar a su día a día, se tiene la foto mucho más completa. Las empresas quieren saber qué sienten sus consumidores y se han lanzado a una serie de mediciones y seguimientos para comprender sus emociones. De hecho, las emociones se han convertido en un elemento tan crucial y tan importante que no solo las firmas quieren saber qué sienten sus consumidores: las firmas de análisis han convertido a las emociones en un elemento a seguir y que compartir cuando quieren lanzar estudios sobre las marcas del momento.
Pero la medición de sentimientos es un terreno pantanoso y poco solvente, en realidad, en estos momentos. Medir las emociones se ha convertido en una cuestión que todos quieren hacer, pero que todavía no tiene un método incontestable. Como apuntan en un análisis en eConsultancy, lo de medir las emociones depende todavía mucho de a quién se le pregunte.
El ejemplo que emplean para dejarlo claro funciona muy bien. Tras la victoria de Trump en las elecciones estadounidenses, Starbucks se posicionó de forma clara contra algunas de sus posiciones políticas. Una firma de análisis sacó entonces un estudio señalando que la intención de compra había caído al tiempo que caía el sentimiento hacia la cadena de cafeterías. La respuesta de Starbucks fue la de negarlo con otro estudio de emociones, que mostraba que los sentimientos de sus consumidores no habían cambiado.
¿Miente uno, miente el otro o mienten todos? ¿Está en realidad la investigación de los sentimientos demasiado poco desarrollada todavía? ¿O es que los sentimientos son un intangible que realmente no se puede medir como quien suma cosas al peso?
Los problemas técnicos
La cuestión es muy compleja, al tiempo que muy importante, dado que las marcas y las empresas se han lanzado a la obsesión por los sentimientos. Uno de los escenarios en los que mejor se puede ver esto es el universo de las redes sociales. Las firmas quieren medir las emociones que sus marcas y productos despiertan en lo social y por ello los algoritmos que prometen hacerlo se han convertido en uno de los elementos estrella. Pero, por muy eficiente que sea el algoritmo, sus resultados son muchas veces cuestionables.
A la tecnología le cuesta todavía (y mucho) medir ciertas emociones y sus efectos. Como apuntaba un estudio de Infegy, no es capaz de medir el sarcasmo, que resulta una realidad demasiado compleja para analizarla. El sarcasmo es muy difícil de diferenciar de lo demás cuando no se mide de un modo más amplio. Se necesita echar mano del contexto, algo que los programas que miden emociones en redes sociales no hacen tanto, y además escapa de lo que la tecnología puede hacer.
Los algoritmos que hacen estas mediciones de sentimientos aprenden de lo que han visto antes, pero aprender del sarcasmo es difícil, ya que su juego con las diferentes capas de significado hace que sea muy complicado crear patrones.
Pero incluso más allá del sarcasmo, las mediciones de sentimiento y las estimaciones ligadas pueden fallar por la propia naturaleza de los propios consumidores y, en este caso, usuarios de redes sociales. Los estudios de estimación de voto que usaron las redes sociales como campo de estudio no lograban resultados sólidos. No solo entraba la cuestión de lo que decimos en los social media y lo que sentimos de verdad, sino que la base resultaba fácilmente manipulable e incuestionablemente sesgada.

martes, 21 de marzo de 2017

De Starbucks y los errores de la personalización en las marcas



Fuente: www.puromarketing.com

¿Qué ocurre cuando se hace mal la personalización?

La personalización es una de las recurrentes recomendaciones que se hacen a las marcas y a las empresas si quieren conectar con los consumidores y si quieren hacer que estos se sientan especiales. En un entorno en el que cada vez resulta más difícil sobresalir y en el que es cada vez más complicado destacar por encima de los demás, el tratar a los consumidores de una forma única y personal puede ser la llave para conseguir posicionarse de un modo diferente al de la competencia. Además, las nuevas herramientas tecnológicas y el creciente acceso por parte de las marcas y empresas a más y más datos ayuda a ser mucho más eficientes a la hora de dirigirse a los consumidores de esa forma única y diferenciada.
Pero lo cierto es que, como ocurre con todo, las marcas y las empresas no deben pensar que lo de la personalización es Jauja. Realmente, conectar con los consumidores es muy importante y tratarlos de un modo único, que haga ver que se conoce al consumidor en cuestión, también lo es. En el mundo de los negocios cada vez es más recurrente el que las empresas inviertan en personalizar o que intenten hacerlo. Los mails ya no son al estimado cliente sino a hola María o el nombre que toque. En el supermercado, empiezan a ofrecernos ofertas específicas que se centran en lo que el consumidor ha comprado en el pasado o en lo que podría interesarle en el futuro. Y en cualquier tienda online al final lo que se ve al entrar es lo que se espera que ese consumidor concreto querrá o buscará.
La personalización sin embargo no es una varita mágica que soluciona todos los problemas y que arregla todas las cosas. La personalización es algo delicado, algo que debe hacerse bien o casi mejor no hacerse. No vale con conocer a los consumidores y con simplemente intentar usar su nombre. Hay que hacerlo bien, porque si no se hace suele tener efectos un tanto perniciosos.
Solo hay que pensar en las tazas de Starbucks y cómo muchas veces cuesta que incluyan bien el propio nombre. Es gracioso, sí, pero también molesto. Hay quienes usan siempre un nombre cualquiera fácil de escribir para no tener que enfrentarse a explicar cómo se llaman (especialmente cuando están en un Starbucks en un lugar en el que no hablan su nombre) o quiénes lo han pasado mal mientras el dependiente les dice que no comprende lo que dicen. Luego (como demuestran varios hashtags y no pocos memes) la taza dirá lo que quiera.
Las tazas del Starbucks y la dificultad de que representen lo que tienen que representar en términos de personalización ha sido el punto de partida de un análisis realizado por una experta estadounidense, que realizó varios estudios para ver cómo perciben los consumidores la personalización y qué ocurre cuando se hace mal las cosas. ¿Qué pasa cuando nos personalizan mal o cuándo somos los que no han recibido trato personal en medio de un montón de consumidores que sí lo han logrado?
Respeto y rechazo
Las conclusiones del estudio marcas que, si se hace bien, la personalización puede ser muy positiva. Aquellos que han recibido un trato personalizado correcto sienten una empatía hacia la compañía que hará que compren en el futuro a la misma firma. Es decir, cuando en la cafetería ponen tu nombre bien en la taza, sentirás que volverás a consumir en la misma.
Sin embargo, hacerlo mal genera sentimientos muy negativos. De entrada, los consumidores sienten que es menos probable que consuman esa marca en el futuro. Y además se genera un cierto rechazo hacia el producto. En una parte del estudio analizaron cómo responden de forma instintiva los consumidores cuando se les da una taza de café con un nombre equivocado. Los consumidores se separan físicamente de la misma: ponen la taza en la mesa mucho más alejada de ellos que si su nombre fuese el correcto.
A eso se suma que también cambia cómo perciben que la firma los trata. Una personalización mal hecha hace que los consumidores sientan que la firma en cuestión no los respeta.

El poder de la buena personalización

Frente a estos errores y frente al no muy positivo efecto que tiene el hacer mal el trabajo de personalización, trabajar bien en ese terreno puede ayudar a conectar con la audiencia de un modo mucho más efectivo que otras estrategias y acciones de marketing. De hecho, no hay más que pensar en cómo Coca-Cola se convirtió en viral de forma global y absolutamente masiva hace unos años, cuando empezó a poner nombres propios en las latas de su refresco. La campaña se hizo viral incluso antes de llegar al mercado, ya que fue vista en una compra realizada por unos consumidores y subida a redes sociales. A partir de ahí, llegaron las latas a lo grande y empezó la persecución de la propia lata. Los supermercados eran una suerte de caza del tesoro en la que todo el mundo quería encontrar su lata de refresco con su propio nombre.
En España, Coca-Cola añadió a sus latas 100 nombres propios de todo tipo (de los clásicos y de los más modernos) y algunos nombres genéricos (como por ejemplo abuelo). La campaña no nació en España, sino en Australia, donde se convirtió en un éxito y saltó a otros mercados de la firma. Cuando la campaña llegó a España, el número de latas personalizadas rondaba ya los 550 millones y la respuesta de los consumidores estaba siendo abrumadoramente positiva. De hecho, no hay más que darse una vuelta por el supermercado para ver el impacto que la campaña tuvo. Coca-Cola sigue poniendo nombres en las latas y botellas de refresco.

6 fallos recurrentes que las marcas cometen al hacer branding



Fuente: www.puromarketing.com

Crear una imagen corporativa sólida y efectiva es muy importante. Las marcas invierten en branding porque esto funciona como la llave para hacer que sus consumidores los reconozcan rápidamente y los identifiquen en un mundo saturado de marcas y de sus mensajes. Pero lo cierto es que no solo es importante crear una poderosa imagen de marca, sino también el mantenerla y el cuidarla para que nada la dañe. 
Dar un paso en falso es, en realidad, demasiado fácil. A principios de los años 80, como recuerdan en Hubspot, Colgate intentó lanzar en EEUU una línea de comida congelada. La compañía lanzó una serie de entrantes, platos con los que intentaba posicionarse en un mercado que estaba en ese momento en un boom. Fue un auténtico y absoluto fracaso. Puede que los congelados estuviesen de moda y fuesen, en ese momento, la fiebre del oro, sin embargo los consumidores no querían comprar nada con la misma marca que su pasta de dientes. 
La historia es uno de esos cuentos con moraleja para el mundo de las marcas y uno de los elementos que ayudan a comprender uno de los fallos que las firmas comenten en relación al valor y la identidad de la marca, el de creer que su marca - tan poderosa como es - les vale para todo. No es el único. Como apuntan en el análisis de Hubspot, se pueden detectar 6 fallos recurrentes que las marcas cometen en este terreno. 
Aquí digo una cosa, allí digo otra
Este es un problema que suelen tener, sobre todo, las firmas de pequeño tamaño, que no tienen tan claro la importancia de mantener una unidad de imagen de marca. Si se ha escogido un nombre y un logo, ese tendrá que ser el que se use en todas partes. Y esas todas partes no solo implican los elementos tradicionales, sino también los nuevos escenarios. En internet hay que seguir empleando los principios que se están aplicando fuera de la red. 
Como apuntan en el análisis, la primera norma para construir una marca fuerte es la consistencia. Es decir, no se puede usar un elemento en un escenario y otro en otro. No se puede cambiar lo que se emplea en Twitter porque el logo de siempre no se ve bien o porque el nombre quedaba muy largo, por ejemplo.
Ser víctima de la última moda
Como en todo, en los elementos que se aplican al branding también hay modas. Hay modas en diseño de logos, en colores y en lo que estos transmiten, en palabras y términos... ¿Quién no recuerda como hace unos años para mostrar que uno era de lo más moderno y que controlaba todo lo que estaba marcando la tecnología solo tenía que añadir el 2.0? Marcas y empresas tienen que saber qué está ocurriendo y cuáles son las últimas tendencias, pero no deben dejarse cegar por ellas. 
Las tendencias ayudan a mostrar una imagen moderna y contemporánea, cierto, y a demostrar que se está a la última, pero ser demasiado moderno puede tener un efecto no muy positivo. La marca corre el riesgo de quedarse obsoleta rápidamente y de que, en cuanto la moda pase, su imagen corporativa deje de tener sentido.
Olvidar las raíces
El branding no es eterno. Todas las grandes compañías con largas historias han protagonizado reinvenciones y sus logos han sido rediseñados una y otra vez para mantenerlos contemporáneos, frescos para el consumidor. Pero en esa modernización y en ese trabajo de actualizar lo que se está haciendo y cómo se presenta al mundo hay que tener cierto cuidado. No se puede simplemente apostar por lo nuevo y hacer un cambio radical. Hay que saber mantener una continuidad y ser fiel a lo que ha hecho que se tenga éxito en un primer momento. La nueva identidad tiene que beber de la antigua. 
La marca debe cuidar con qué se asocia
O lo que es lo mismo: nada de usar el logo y la identidad de la marca de forma masiva y para cualquier cosa. Las grandes firmas suelen tener departamentos que se dedican a vigilar con mucho cuidado qué productos derivados emplean sus marcas y sus enseñas y quiénes son los socios que colaboran en ello. Asociarse con los colaboradores equivocados o lanzar el producto equivocado que no encaje con la identidad de la marca o de sus productos puede tener un efecto muy negativo sobre su identidad en general y la confianza que despierta entre los consumidores.
¡El mercado es algo global!
Internet ha hecho que los productos tengan un mercado cada vez más y más global. Esto implica no solo que el alcance posible para las ventas sea mucho mayor de lo que era en el pasado, sino también que las marcas tengan que tener más cuidado que nunca con cómo presentan sus productos y cómo se presentan a ellas mismas. Ahora - y especialmente si se es una firma de mayor tamaño - hay que tener mucho cuidado con el propio nombre, con el significado de los eslóganes y hasta con los colores y elementos visuales que se emplean para crear la imagen de marca. Tienen que funcionar en todos los países y no deben tener significados 'sorpresa' en ninguno de ellos. 
No estar describiendo realmente lo que uno es
Todos estos elementos no solo tienen que funcionar, ser memorables y resultar atractivos. Además, y esto es lo realmente importante, tienen que funcionar como una llave para identificar rápidamente a la marca y a lo que esta es. Todos los elementos de la identidad corporativa tienen que ayudar a los consumidores a desentrañar rápidamente qué es lo que se les está ofreciendo. Son un resumen rápido y eficiente de lo que la marca es, de lo que supone su esencia. Sin embargo, no siempre se cumple con ello. A veces se es demasiado vago, demasiado poco acertado, demasiado excesivo o demasiado lugar común para representar lo que se es.

El marketing móvil es muy importante pero los marketeros no confían aún en estar haciéndolo bien



Fuente: www.puromarketing.com

No creen haber identificado todavía los momentos cumbre de engagement con los consumidores en el universo móvil.

Los móviles están por todas partes. Puede que en realidad los smartphones no llegasen con fuerza a la vida de los consumidores hasta hace diez años, cuando Apple presentó el iPhone y dio impulso a la categoría. Sin embargo, estos terminales se han convertido en un elemento determinante del día a día, una extensión de los propios consumidores, que los emplean para cada vez más cosas y en cada vez más y más ocasiones.
El smartphone es el acompañante cuando se va de compras, el elemento que se emplea para hacer búsquedas y para determinar qué hacer, el mapa que usamos para encontrar cómo llegar a los lugares y hasta a qué lugares se debe ir o no... Los teléfonos inteligentes sirven para prácticamente todo y han sustituido a muchos elementos de la vida cotidiana que determinaban antes nuestro comportamiento.
Por ello, los móviles no son simplemente un elemento más en la estrategia de las empresas y de las marcas, sino que se han convertido en una cuestión crucial en la que estas tienen que trabajar si quieren realmente llegar a los consumidores y posicionarse en los diferentes momentos de su día a día que se han convertido en ventanas para el consumo. Pero, a pesar de la importancia que tienen los móviles, lo cierto es que las marcas no tienen completamente claro qué hacer de ellos y cómo emplearlos. Esto es, todavía queda muchísimo por trabajar en este terreno y mucho por comprender.
Uno de los síntomas claros de que las empresas y sus gestores aún no tienen absolutamente claro qué hacer del móvil es la presencia recurrente de artículos, estudios, análisis y textos con consejos, instrucciones y conclusiones sobre el móvil y su impacto. Al fin y al cabo, estos no son más que la muestra de que quienes toman las decisiones necesitan acceder a esa información.
Pero más allá de la percepción, los propios estudios dejan clara esta situación. A los directivos y ejecutivos, el móvil aún les cuesta. Así lo acaba de apuntar un estudio elaborado por la Mobile Marketing Association y RadiumOne. Como recogen en Warc, a pesar de que cada vez hay más datos relacionados con el móvil y con cómo este se usa, los marketeros siguen dudando. A pesar de que el móvil arroja un alto balance de información sobre cómo están usando los consumidores ese terminal en su relación con la marca, los marketeros no confían aún en estar haciéndolo bien.

En dónde fallan

Un 65% reconoce que no tienen absoluta confianza en lo que hacen. Es decir, no creen haber identificado todavía los momentos cumbre de engagement con los consumidores en el universo móvil. Otro 50% añade que no están absolutamente seguros de sus capacidades para lograr nuevos consumidores vía móvil y para reconectar con los que han perdido en el camino a través de estos terminales.
A esto se suma que un 61% no acaba de ver que tengan la habilidad para lograr nuevos consumidores que sean rentables y que un 58% no confían en sus trabajos para mantener la atención y confianza de los consumidores y evitar así que huyan a la competencia.

Los datos son muchos... y difíciles de usar

Y en realidad toda la información que los móviles ofrecen y que es aparentemente su gran virtud se ha convertido para los marketeros en un serio problema. Ese elevado caudal de datos simplemente está causando confusión. Un 38% llega incluso a reconocer que su principal reto y problema es comprender en qué momento del proceso de compra están los consumidores en cada momento. Otro 38% añade que le cuesta identificar los puntos más importantes de interacción con los consumidores.
Los demás puntos que los marketeros señalan como grandes retos van un poco también en esta línea. Así, un 24% apunta que le cuesta saber cuáles son los puntos de contacto entre consumidor y marca más importantes y un 21% que falla a la hora de descubrir cuál es la mejor manera de posicionar mensajes ante los consumidores.
Por todo ello, en las conclusiones del estudio, sus responsables simplemente apuntan que, a pesar de todo lo que se dice, el gran fallo ya no es que haya muchos datos y que se necesite procesarlos, sino que además los marketeros no confían en ellos mismos a la hora de abordarlos. No creen que estén haciendo las cosas bien para explotar su potencial.


miércoles, 15 de marzo de 2017

Activismo de marca: ¿es realmente efectivo?



Fuente: www.puromarketing.com

En las últimas décadas, las marcas y las empresas han incorporado a sus estrategias de marketing lo que se ha conocido como responsabilidad social corporativa, porque esto generaba no solo un buen impacto sino también una buena prensa. Las acciones de responsabilidad social corporativa eran casi seguro una garantía de que los medios iban a hablar de ellos y de lo que estaban haciendo, desde además un punto de vista positivo. Pero en los últimos tiempos la RSC se ha quedado, por así decirlo, escasa y las marcas y empresas han tenido que ir un paso más allá. Ahora, las firmas tienen que mostrarse comprometidas y activistas.
Es la era del activismo de marca, en el que las firmas no solo hacen cosas por la sociedad como ocurría en los tiempos de la RSC sino que además abrazan causas. De hecho, su implicación es mucho más estrecha y mucho mayor que la que tenían en el pasado, ya que ahora tienen que comprometerse y tienen que manifestarse de una forma que se podría señalar que es casi política.
Por un lado, si las compañías están haciendo esto y si están poniéndose en medio del debate y de la conversación apoyando una posición o bien otra, está muy marcado por lo que los consumidores esperan (o lo que se cree que esperan). El cambio demográfico que ha puesto a los millennials como la punta de lanza de la sociedad de consumo también ha hecho que las marcas empiecen a centrarse más y más en lo que estos consumidores quieren y valoran. Según los estudios y las historias de éxito, estos consumidores valoran a aquellas empresas que se manifiestan. Por otro lado, la actualidad política de los últimos años, desde la crisis económica a los resultados de las últimas elecciones estadounidenses, ha hecho que los consumidores se muestren mucho más claros a la hora de reclamar a las marcas que se pronuncien y ha llevado a las marcas a pronunciarse más.
El activismo de marca se ve, por tanto, como una especie de consecuencia inevitable de los tiempos, otro elemento más que las compañías tienen que asumir a la hora de crear su posicionamiento en el mercado. Pero ¿es en realidad tan importante y está realmente tan valorado por los consumidores? ¿O es en realidad una burbuja más en la estrategia de marketing, en el que un par de casos llamaron demasiado la atención y un pico de interés llevó a que se fuesen las cosas un tanto de las manos?
Quizás, las marcas y las empresas no deberían meter a todos los consumidores en el mismo saco y deberían ser capaces de visualizar cómo los intereses y la importancia que dan a la cuestión puede cambiar según grupos demográficos.

Lo que quieren que apoyen

Un estudio de Toluna ha analizado cómo responden los adultos al 'marketing de causas' (lo han hecho sobre una base estadounidense). En general, los consumidores son positivos ante la cuestión. Un 46% de los encuestados considera que es una "manera genial de llamar la atención" sobre diferentes problemas. Aunque el número sea elevado, no está exento de riesgos. Un 24% cambia de opinión según estén o no de acuerdo con lo que defiende la marca, un 16% cree que es algo completamente falso para simplemente ganar más dinero y un 14% que no le importa mucho.
Y, sobre las causas a apoyar, los consumidores tienen también posiciones que no siempre son las que las marcas están adoptando. Así, un 61% prefiere que las marcas se centren en causas 'domésticas'. Es decir, les importa sobre todo que actúen sobre lo inmediato. A esto se suma que los consumidores no son muy receptivos a aquellos pronunciamientos más polémicos. Solo un 20% cree que las marcas deberían apoyar causas políticas. Lo principal que creen que deberían apoyar son cuestiones de lucha contra el hambre, apoyo a los sin hogar o apoyo al gasto médico (el 56%). Tras ellos van quienes quieren que apoyen la educación (54%), el medioambiente (45%) o los derechos de los animales (42%). Los derechos de las mujeres y su empoderamiento (una causa que cada vez están apoyando más marcas) se queda en el 33%.
Pero, aunque las marcas apoyen lo que ellos quieren que apoyen, realmente no se puede decir que tenga un impacto tan abrumador en las decisiones de compra. Al fin y al cabo, solo un 36,5% de los encuestados reconoce buscar activamente a aquellas marcas que apoyan ciertas causas. Un 35,5% no lo hace y un 28% solo lo hace a veces. Y, aunque un 32% asegura que sería más probable que la comprase y un 18% que sería mucho más probable que lo hiciera en base a causas, otro 50% muestra diferentes grados de no compra (menos a nunca) por la misma cuestión. Es decir, no es una llave tan segura.

La cuestión generacional 

Otra de las cuestiones interesantes a la hora de analizar cómo funciona y cómo impacta el activismo de marca en las decisiones de compra y en la percepción de las marcas está en ver cómo cambian las cosas según grupos generacionales. Los millennials son los más críticos con esta estrategia, pero también son los que más se dejan influenciar por ella. Un 20% de los millenials asegura que cree que es poco auténtico, pero un 49% reconoce que hace el esfuerzo de comprar aquellas marcas que se alinean con ciertas causas. Los porcentajes son, respectivamente, del 16 y el 34% en la Generación X y del 10 y del 13% en los baby boomers.
Los millennials son también los más abiertos a investigar a las marcas y lo que apoyan, a pagar más por sus productos y a sacrificar calidad por ideas (aquí con diferencia). Los baby boomers son los que ganan (también con diferencia) como los que aseguran que no piensan en las causas cuando compran.

El futuro del Marketing Digital es WhatsApp… ¡Sí! WhatsApp



Fuente: Revista Merca 2.0

Probablemente el lector ha notado una interesante evolución en la ya indispensable aplicación de mensajería móvil WhatsApp. Recién se incorporó la posibilidad de compartir video en movimiento, en formato GIF y ya es posible poner textos en Bold, e incluso etiquetar personas en una conversación. Esto es parte de una evolución constante que veremos en la que representa probablemente una de las mejores plataformas para hacer Mercadotecnia Digital en el futuro inmediato. A continuación las principales razones:
La plataforma
-WhatsApp nació en el 2009 y actualmente ya rebasó los 1,000 millones de usuarios a nivel mundial.
Fue adquirida por Facebook, tiene 120 empleados en sus oficinas y no ha logrado hasta el momento monetizar su gestión, aunque en el último contrato de Facebook se atribuyen la posibilidad de tomar nuestros datos de WhatsApp para fines de publicidad, lo cual indica que próximamente veremos algo.
-70% de los usuarios lo utilizan diariamente y se distribuyen 42,000 millones de mensajes por vía de esta plataforma. Tan solo en Brasil existen 93 millones de usuarios registrados (Fuente: http://expandedramblings.com).
-Los mensajes ahora se encuentran cifrados de principio a fin, que cierto o no, preparan la plataforma para algo más.
-Los datos anteriores revelan el potencial que una plataforma tan potente como esta puede ofrecer a millones de consumidores.

Alta participación en nuestros Micro-momentos
-Tal como lo he comentado en este espacio, según Google un adulto promedio tiene 16,000 micro momentos al mes con su teléfono celular. Es aquí donde la mercadotecnia digital vivirá sus mejores historias. Cada semana un usuario promedio dedica 195 minutos de su tiempo a WhatsApp, lo cual representa un buen pedazo de dichos momentos con nuestro teléfono inteligente.

Mayor impacto hacia los contenidos.
-Recién tuve la oportunidad de participar en una prueba piloto con la gestión masiva de contenidos vía una plataforma de envíos masivos y los resultados han sido sorprendentes: A partir de una base de personas suscritas, es decir, aquellas que aceptan recibir mensajes de una marca por vía de este servicio, el nivel de respuesta o CTR (Click Through Rate) fue de 7.2%, superior a lo conocido en campañas de display, o inclusive de búsquedas pagadas.
-Cualquier estrategia de contenidos puede amoldarse ya a esta plataforma, que acepta tanto imágenes, como video y accesos hacia un sitio web o Landing Page.

Mayor facilidad de conversión
Adicional a cualquier otra red social, WhatsApp permite el envío de mensajes de voz e incluso de llamadas IP, con lo que fácilmente un cliente interesado podría detonar una llamada o mensaje directo hacia la marca o empresa, y provocar una conversión sin registro.

Aplicación Web
Este ambiente nació en dispositivos móviles, pero ahora la experiencia se puede extender fácilmente hacia nuestra computadora, con lo que WhatsApp se convierte en una herramienta de comunicación para todos los momentos y contextos del día.

Monetización
Finalmente, para una empresa o marca es posible acercar audiencias hacia sus productos por este medio, y seguramente en breve aparecerá un mecanismo para provocar impactos pagados. Dudo que Facebook mantenga gratuitamente una aplicación que le costó millones de dólares.

Ahora bien, desde la perspectiva del consumidor final, no es difícil convencernos de seguir a una marca en sus redes sociales, pero seguirla en WhatsApp implica una comunicación por mucho más íntima e intrusiva. Aquellas empresas que logren acumular una audiencia en este medio, la tendrán mucho más cerca de una venta o conversión que con cualquier otro medio.

lunes, 13 de marzo de 2017

¿Cómo impulsa la inteligencia emocional una estrategia de marketing?



Fuente: Revista Merca 2.0

Según analistas, estas habilidades ayudan a las agencias de marketing a resistir el estrés y las malas circunstancias de cualquier proyecto.

Para que una estrategia de marketing funcione necesita contar con el personal adecuado para que funcione, es decir, personal que se integren a retos, equipos, momentos de incertidumbre, además de que su interacción se encuentre en un estado óptimo.
Un análisis de Ticbeat apunta que los jefes y compañías que retienen al personal adecuado obtienen resultados más sólidos e innovadores, así como un mejor índice de productividad.
Según el asesor corporativo, Marcel Schwantes, la inteligencia emocional es necesaria en todos los puestos de trabajo y agencias de marketing para obtener resultados positivos y siempre “sacan adelante el trabajo”, es decir, tienen las siguientes características:
Manejan mejor sus emociones 
Se trata de un autocontrol como reto personal que tiene cada personalidad que solo tienen las personas razonables, y son las que pueden sostener ambientes seguros y justos, sin enojos (o pocos), así como una productividad elevada. Además, quienes trabajan estas cualidades pueden convertirse en jefes o lideres que tengan la capacidad de estar tranquilos y enfocados en momentos de gran estrés.
Responden en lugar de reaccionar
En aspectos desencadenantes, las personas con inteligencia emocional responden con gran confianza y autodominio, ya que siempre buscarán una comunicación apropiada con los clientes y supervisores, además de que en sus respuestas siempre mantienen un enfoque de “mantener la calma”.
Se ponen en los zapatos del clientes
Al mantener la ecuanimidad sobre cualquier circunstancia, la cualidad de estas personas es tener empatía con los clientes, pero sin descuidar la relación de marcas o negociación en curso. La ventaja es que todos pueden trabajar la empatía, es decir, todos pueden pensar en las circunstancias de otras personas antes que las tuyas, lo cual ayudará a desarrollar la perspectiva que permitirá ayudar a los demás en una circunstancia negativa.
Los primeros en llegar después de una discusión
Son la clase de personas que nunca resienten o “toman personal” ningún malentendido, todo lo contrario, son los primeros en ofrecer una disculpa si la ocasión lo amerita, por conveniencia de los clientes, las marcas y la agencia de marketing.
Más que personas con un alto nivel EQ, son aptitudes que todos pueden aprender, ya que es la entrada para aprender más habilidades, y en una negociación es necesario los acuerdos, y las disculpas en un caso extremo.

viernes, 10 de marzo de 2017

10 estrategias básicas que no han cambiado en 100 años de publicidad



Fuente: www.puromarketing.com

La publicidad es, en realidad, un elemento bastante viejo. Marcas, empresas o firmas de retail llevan haciendo publicidad desde siempre y han intentado posicionarse desde un primer momento ante los consumidores usando ese reclamo. Por ello, y aunque se suele tener la sensación de que todo lo que se hace es absolutamente nuevo y absolutamente moderno, en muchas ocasiones no es más que un giro de algo que ya se existía, una versión nueva y mejorada de algo que se llevaba muchísimo tiempo haciendo.
Y es que, si se analiza lo que se ha hecho en publicidad en el último siglo, se puede ver como existen ciertas tendencias que se han mantenido de forma recurrente. Ciertas ideas y ciertas prácticas se han ido continuando de forma reiterativa, como una suerte de constante. No hay que pensar más que, por ejemplo, en el uso de los famosos y las caras conocidas. Cambian los famosos y hasta el mercado del que se extraen sus nombres (los medios españoles de hace ochenta años están llenos de anuncios protagonizados por folklóricas que hoy no triunfarían) pero no la esencia. Usar a la cara popular ha sido un elemento recurrente.
No es, por supuesto, el único. De hecho, en The Drum han hecho un análisis de lo que se ha realizado en los últimos 100 años de publicidad que permite establecer claramente 10 ideas cruciales que nunca han llegado a desaparecer.

Mostrar una personalidad propia

Resulta bastante interesante que el primer punto que meten en el análisis sea, justamente, este. Hoy en día, los consumidores esperan muchas más cosas de las marcas y quieren, sobre todo, que sean más únicas, más diferentes, con una personalidad más marcada. Lo cierto es que la cuestión no es nueva y ha funcionado durante mucho tiempo, dado que en realidad las marcas y los productos con una clara personalidad, con unas características muy firmes y claras que el consumidor tiene muy claras desde el primer momento, han estado ahí durante todo el último siglo. No hay más que pensar en Chanel Nº 5, el popular perfume y en la imagen asociada al mismo. Le funciona desde que lo crearon en 1921.

La cosa pegadiza

Aunque es cierto que ahora mismo a las marcas les resulta mucho más complicado de lo que les resultaba hace unos años lograrlo, este ha sido uno de los tradicionales puntos de conexión con los consumidores y uno de los que ayuda a hacer que tengan siempre a la marca en la punta de sus lenguas, como apuntan en el análisis. Usar un elemento pegadizo, que cale, ayuda a hacer que se recuerde la marca de forma mucho más efectiva, ya sea con una iconografía clara, con una música pegadiza o con una campaña con un mensaje atractivo. Por pensar en un ejemplo reciente, se puede recordar, por ejemplo, cómo los consumidores se quedaron con el 11888 como número de información telefónica gracias a su campaña publicitaria asociada a los Pelochos y a la repetición del mensaje.

El poder de las emociones

Actualmente, esta es una idea que se repite una y otra vez como clave para conectar con los consumidores y para hacer que el mensaje de la marca funcione y llegue a ellos. La neurociencia ha, de hecho, demostrado el poder de las emociones y cómo estas se convierten en una sólida ancla para conectar con los consumidores. Sin embargo, los temas emocionales y el apelar a las emociones no es algo nuevo. La publicidad lleva echando mano del poder de las emociones décadas.

El poder de lo racional

Es un clásico elemento publicitario y uno que se ha usado desde siempre: las marcas no emplean más que hechos, datos sobre el producto que 'demuestran' que es bueno. El formato, que empezó como una simple demostración de capacidades, ha ido evolucionando. A lo largo de los últimos tiempos, como recuerdan en el análisis, muchas marcas han usado este formato de un modo cada vez más creativo.

La llamada a la acción 

Como recuerdan en el análisis, este es uno de los formatos más antiguos en la publicidad, junto con el de simplemente presentar hechos. Uno de los anuncios más famosos de todos los tiempos, recuerdan (y uno de los que ha dado para más memes y más memes en la era moderna), el de la llamada a filas durante la I Guerra Mundial en Reino Unido con el eslogan de 'Tu país te necesita' es uno de los ejemplos más claros de esta cuestión. El formato se puede encontrar en prácticamente cualquier escenario y cualquier tipo de producto y marca, desde los supermercados que invitan a probar cosas nuevas a las marcas de comida que invitan a llevar una vida sana.

Cambiar el orden de las cosas

O, como lo llaman en el análisis, 'darle un nuevo marco al debate'. Básicamente, es el tipo de anuncio que coge una cuestión que todos conocemos o que se suele repetir y le da la vuelta para afrontarla desde una perspectiva diferente y hacer pensar y reflexionar al consumidor o bien para que el mensaje resulte especialmente llamativo y sobresalga sobre la media. Es lo que ocurre con todos esos anuncios de detergente que reivindican que tenemos derecho a ensuciarnos y es lo que ocurría en los 80 con el pegadizo eslogan de Adolfo Domínguez de 'la arruga es bella'.

Atacar al enemigo

Hay quienes lo han hecho con más gracia, hay quienes lo hacen con muchísima menos, pero lo cierto es que, aunque en los últimos tiempos el formato parece un tanto demodé, se ha utilizado durante décadas y ha funcionado y mucho durante el último siglo. Lo hacían los zumos Don Simón o lo hacían Coca-Cola y Pepsi en sus guerras publicitarias. En lugar de contar lo propio y en lugar de usar esas cuestiones como reclamo, lo que se usa es la posición que se ocupa en el mercado y la que ocupan los competidores.

Hablar de la misión de la marca y del propósito

La cuestión se ha convertido en uno de los elementos recurrentes en los últimos tiempos, a medida que los consumidores han empezado a reclamar cada vez más que las marcas tengan una cierta ética y que usen un cierto posicionamiento frente al mundo. Los consumidores quieren que las empresas tengan objetivos y que estos sean por un mundo mejor. Ahí están las campañas de empoderamiento de la mujer o las empresas con objetivos más trascendentes que vender. Parece muy nuevo, pero en realidad es más viejo que el tebeo, o al menos eso es lo que se puede leer viendo las conclusiones del análisis. En realidad, en los años 20 ya se hacían campañas de este estilo y potenciando valores éticos (los chocolates Cadbury hablaban de las casas low cost que construían para sus trabajadores).

La publicidad como elemento con utilidad

O lo que es lo mismo: no lanzar simplemente un anuncio sino dar cosas que son en realidad anuncios. Es lo que ocurre por ejemplo con los productos derivados que lanzan algunas compañías (Burger King lanzó hace unos años un branded game con Xbox) y, mucho más claro, la mitad de lo que hacen las marcas en los tiempos de internet, cuando crean elementos que son servicios y al mismo tiempo publicidad para la firma.

No todos los escenarios son los mismos

La publicidad escoge de forma muy específica y muy especial el escenario en el que se muestra al consumidor. Se escoge un espacio y no otro porque uno (y no otro) permite llegar a unos consumidores o potenciar ciertas cuestiones. Esto parece muy novedoso, especialmente ahora que los datos permiten ser mucho más eficientes en esta cuestión. En realidad, se lleva haciendo desde siempre. Las marcas siempre escogieron cómo mostrar sus mensajes en diferentes espacios.

jueves, 9 de marzo de 2017

Las empresas con programas para que sus empleados sean sus embajadores crecen más



Fuente: www.puromarketing.com

Los programas formales de "Employee Advocacy" favorecen tanto a la empresa como a los empleados que participan en ella.

Una estrategia que aumenta la credibilidad y la reputación online de la marca
El concepto "Employee Advocacy" se ha convertido en una de las estrategias de moda en los últimos meses en muchas empresas. Consiste en promocionar a una marca a través de sus trabajadores. Con esta práctica se busca que los empleados emitan comentarios positivos sobre la compañía a través de sus redes sociales y que lo hagan de manera personal. De este modo los mensajes sobre la marca son más creíbles y se multiplican las conversaciones digitales sobre ella.
Las empresas que cuentan con programas formales de "Employee Advocacy" crecen más rápido. Esta es la principal conclusión que se desprende de un estudio que han elaborado The Hinge Research Institute y el canal Social Media Today
Las compañías más exitosas son las primeras en plantear estos nuevos métodos, según el informe. Los principales beneficios que obtienen son:
  • Mejora de la lealtad de los clientes de la marca
  • Atracción y desarrollo de nuevos negocios
  • Generación de nuevas vías de ingresos 
  • Aumento de la visibilidad de la marca en redes sociales
  • Incremento del recuerdo de la marca en su público objetivo
  • Aumento de las visitas a sus sitios web
Los embajadores dedican varias horas a la semana a hablar de su empresa en redes sociales
El 39% de los empleados que participan en programas formales de "Employee Advocacy" invierten hasta 5 horas a la semana a la labor de actuar como embajadores de su empresa en redes sociales. Otro 36% de trabajadores dedican más de 5 horas a esta tarea, según datos del informe.
La cultura de empresa y los valores de marca son esenciales para dotar de contenido a estos embajadores.
Los empleados aseguran que los programas de "Employee Advocacy" influyen positivamente en su carrera
Las estrategias de "Employee Advocacy" suponen un "win-win" entre empresa y empleados. Los trabajadores que actúan de embajadores de la compañía también se benefician de este tipo de programas, según el estudio. 
La gran mayoría de asalariados que han participado en un programa formal de "Employee Advocacy" aseguran que su implicación en las redes sociales ha tenido un impacto positivo en su carrera, que les ha ayudado a diferenciarse de otros trabajadores, a desarrollar habilidades muy demandadas e incluso a acceder a nuevas oportunidades.
Lo primero es comunicar a los empleados la importancia del "Employee Advocacy" para el bien de la empresa
Un programa de "Employee Advocacy" requiere preparar a los trabajadores e incentivarlos para que participen en la estrategia. Según expertos en la materia, el procedimiento más eficaz para motivar a los empleados a actuar como embajadores de la empresa es el siguiente: 
1- Comunicarles la importancia que tiene para la compañía el hecho de que hagan ese tipo de acciones en las redes sociales. 
2- Hacer de la estrategia una actividad competitiva, con un ranking de métricas de resultados o premios para los más activos.
3- Valorar la posibilidad de premiar el esfuerzo con contraprestaciones económicas.
Para medir la eficacia de las estrategia de "Employee Advocacy" las empresas están analizando métricas de engagement en redes sociales, como el impacto de tráfico hacia los sitios web de la marca o el aumento de leadsque llegan desde las redes sociales. 
El éxito en esta estrategia pasa por formar a los empleados en redes sociales
Es la gran asignatura pendiente de las empresas que cuentan con programas de "Employee Advocacy", algo que baja la media de éxito en la ejecución de estos programas, según  The Hinge Research Institute y Social Media Today
Su estudio recoge que el 72% de las compañías que desarrollan estas estrategias asumen que sus empleados conocerán las técnicas de comunicación necesarias para transmitir este tipo de mensajes en redes sociales. Un grave error, tal y como lo califican los autores del informe.