jueves, 23 de febrero de 2017

Cómo hacer que tu negocio sobreviva una crisis económica



Fuente: Revista Entrepreneur
Se dice que un buen marino no es aquel que sabe navegar las aguas calmas, sino el que sabe sortear los mares más turbulentos. Esto es tan cierto en la vida como en los negocios. Un emprendedor es alguien que organiza, maneja y asume riesgos en un negocio. Pero, ¿cómo puede sobrevivir un emprendedor en una economía mundial tan variable? ¿Debe apretar las riendas, cerrar la cartera o debe hacer lo necesario y correr riesgos? Y si debe correr riesgos, ¿de qué tipo deben ser? ¿Cuándo es demasiado? 

1. Involucra a tu equipo en el proceso 

¿Has escuchado que la miseria se tolera mejor cuando no estás solo? Si una persona debe cargar con el peso de una economía en crisis en solitario, es más probable que se desespere y renuncie. 
Pídele a tu equipo que te ayude a ver en qué pueden recortar gastos y qué ahorros pueden hacer en tu operación diaria. Involucrar a tus empleados es crucial. Necesitan estar muy motivados para entender que es tiempo de hacer algunos sacrificios. Muchas veces estarán contentos de ayudar y ser parte del proceso. 

2. Corta todos los gastos pequeños y algunos de los grandes

A veces lo primero que se te ocurre en tiempos de crisis es bajar salarios y despedir personal, pero a veces cambios pequeños sumados pueden hacer una gran diferencia. Por eso el punto anterior es tan importante. 
¿Cuáles son los gastos pequeños que tiene tu negocio? Siempre hay costos que tu empresa puede reducir para mantenerse a flote. Puede ser la cuenta de luz o papelería en la oficina. Un manejo eficiente de tus instalaciones puede ayudarte mucho. 
Por ejemplo, ahorrarás mucho si usas el aire acondicionado con sabiduría y cuidas tu equipo limpiando los filtros con regularidad. 

3. No cortes el presupuesto de marketing 

Una de las razones por las que no debes reducir lo que inviertes en mercadeo es porque en tiempos de crisis es lo que todo mundo hace, incluyendo tu competencia. De hecho, te recomiendo que aumentes solo un poco lo que gastas en publicidad durante los tiempos difíciles. Esto es porque necesitas mantenerte competitivo y visible para seguir a flote a largo plazo. 
Por ejemplo, puede que tengas que invertir para mejorar tu sitio web, lo que es un gasto razonable para mantener tu operación efectiva. 
¡Cuando hay pocos clientes en el mercado, debes pelar muy duro para mantener a los que ya tienes! Además, si tus competidores dejan de anunciarse, tu inversión será mucho más satisfactoria, pues en un mercado menos ocupado es más fácil que te noten. Es muy posible que el marketing sea una de las claves para sobrevivir una recesión. 

4. Invierte más, diversifica tu producto y tu base de clientes

Hay oportunidades que surgen en momentos de crisis económicas, solo debes saber en dónde buscar. Las recesiones son a veces los mejores momentos para correr la clase de riesgos que te hacen un emprendedor de éxito. 
Puede ser el momento de expandir tu portafolio de negocios e invertir en áreas que presentan oportunidad. ¿Por qué? Las crisis no duran para siempre. Una vez que las cosas mejoren te dará gusto haber comprado cuando las demás personas vendían. 
Más allá de eso, busca manera de adaptar o incrementar el encanto de tus productos. De esta manera, no solo estarás manteniendo y creciendo tu negocio, podrías estarte adaptando a mercados más atractivos. 

5. Ofrece un servicio a clientes de lujo

La última cosa que quieres que te pase durante las crisis es perder clientes. Tus consumidores son la sangre de tu negocio durante una crisis económica y debes pelear para mantenerlo. Este es el momento de volverte una estrella del manejo de las peticiones y entregas de tus usuarios. Es el tiempo de ser flexible y confiable. 

6. Invierte en los recursos correctos 

En una recesión necesitas toda la ayuda que puedas obtener e invertir en la tecnología adecuada puede ayudar a tu equipo a trabajar de manera más eficiente y satisfacer a tus clientes de manera más rápida. Incluso puedes reducir gastos si eres uno de esos emprendedores que utilice apps para mejorar tu productividad. 
En conclusión, recuerda lo que dijo Robert Schuller: “Los tiempos duros no son para siempre, pero las personas fuertes sí”. Estos tips te ayudarán mucho a mantenerte firme en momentos de crisis. 

miércoles, 8 de febrero de 2017

Las empresas siguen cometiendo en las redes sociales los mismos errores de siempre



Fuente: www.puromarketing.com

Errores que las marcas siguen cometiendo en redes sociales y deberían haber superado ya.

Las redes sociales se han introducido en la vida de los consumidores en los últimos años y se han convertido en un elemento cada vez más y más importante y relevante en su acceso a la información. Igualmente, las marcas han empezado a emplearlas cada vez más y más y han comenzado a posicionarse en este entorno de un modo especialmente destacado, usándolas para llegar a los consumidores y para afianzar su relación con ellos.
Pero, a pesar de que las redes sociales se han convertido en un elemento muy importante, las marcas siguen cometiendo errores. Cada nueva herramienta que aparece en este entorno abre la mano a nuevos potenciales errores, lo que es bastante comprensible y hasta perdonable. Lo que resulta menos perdonable es, sin embargo, el hecho de que muchas marcas siguen cometiendo errores de novato. Las marcas siguen en algunos casos repitiendo errores y fallos de los principios de las redes sociales que hoy deberían estar absolutamente superados.

El amateurismo

Cuando empezaron las redes sociales y las marcas empezaron a ocupar posiciones en las mismas, se produjo un primer contacto que no siempre fue como debía ser. Las marcas se adentraban en un terreno que no conocían y en el que, por tanto, tenían que trabajar de cero en prácticamente todas las cuestiones. Las marcas necesitaban ir aprendiendo a medida que iban haciendo cosas. Esto creó ciertos puntos de tensión. Algunos responsables de marcas (especialmente cuando era el caso de las pymes) tomaron ellos mismos el control de lo que estaban haciendo en redes sociales, simplemente aplicado los mismos principios que aplicaban a sus cuentas personales (haciendo que sus cuentas de marca fuesen absolutamente iguales que las cuentas de una persona?). Otros dejaron las redes sociales en manos de cualquiera que pareciese más o menos preparado para hacer este trabajo (fue el momento glorioso para el 'sobrino' del director).
En resumen: en sus comienzos las redes sociales estaban en cierto modo en manos de una suerte de amateurización, de una visión poco profesional de lo que se esperaba de ellas. La cuestión es que, a pesar de todo, esta posición sigue estando presente, a pesar de que ya no debería estarlo. Al fin y al cabo, ahora mismo ya se sabe de qué van las redes sociales y ya se conoce cómo funciona el sistema. Ya no tiene perdón ponerse a trabajar en este terreno de esta manera.

La falta de previsión y de organización 

Y muy en línea con ese punto se podría posicionar el siguiente elemento: las redes sociales ya no pueden funcionar a lo que toque al día. Es decir, no se puede simplemente ir apagando fuegos y poniendo un par de cosas. Hay que tener una estrategia y hay que saber qué se va a hacer y por qué se va a hacer. Esto implica trabajar con una cierta previsión y con una organización de tareas. Las marcas tienen que tener claro hacia dónde van y qué es lo que van a hacer para cumplir con esos objetivos.

La no respuesta 

Las redes sociales se han convertido en una herramienta cada vez más profesional y cada vez más empleada por las marcas para conectar con los consumidores y también a la inversa. Los consumidores emplean cada vez más las redes sociales para hablar con las marcas y para pedir información, solucionar problemas o pedir soporte. Esto implica varias cosas. Las marcas tienen que hacer un seguimiento activo de lo que está ocurriendo y, sobre todo, tienen que responder a los consumidores que están hablando con ellas a través de estos escenarios. Las redes sociales son una conversación y las conversaciones implican una relación entre los interlocutores. No responder es uno de los fallos más terribles que puede cometer una marca y uno que puede salirle muy caro en cuestiones de imagen de marca.

El olvido de lo audiovisual

Las redes sociales son escenarios especialmente visuales y lo son en todas y cada una de ellas. No es necesario estar en Instagram para ver que las fotografías son muy importantes. Los consumidores quieren recibir fotos y vídeos y las marcas tienen que ser capaces de ofrecérselos. Puede que al principio, cuando todo era menos sofisticado, fuese posible contentarse con un par de links y un par de mensajes, pero ahora se espera mucho más. Teniendo en cuenta que las redes sociales dan cada vez más herramientas para publicar contenidos audiovisuales y que los consumidores lo buscan cada vez más, las marcas no deben quedarse ajenas a ello.

El spam

Este es un error del que a las marcas les cuesta apearse, a pesar de que es uno de sus peores errores y sin duda uno de los más molestos. Los consumidores quieren recibir información relevante y quieren que lo que llegan a sus feeds sea interesante. Meter con calzador información promocional no ayuda en absoluto a la marca. El tiempo lo ha demostrado, los consumidores lo han dejado claro y ¿por qué las marcas se empeñan en mantenerlo?

martes, 7 de febrero de 2017

5 tips para cuidar a tu audiencia en redes sociales



Funte: www.puromarketing.com

El contact center omnicanal nos acerca al desafío de cuidar la reputación de marca en diferentes canales digitales. Y ahí comienza la tarea de definir un criterio de atención al cliente en redes sociales, pero antes que eso hay que lograr tener seguidores, generar una comunidad, que es mucho más que sumar followers en cada red social.
Esa tarea detallista requiere de 5 tips que no debemos olvidar
1) Conocimiento: 
Las redes sociales son una inagotable fuente de conocimiento acerca de quiénes forman la audiencia de la marca. No se debe confundir a la audiencia con los clientes, no existe una ecuación directa entre compradores y seguidores, pero se puede afirmar que la audiencia nos dice mucho sobre quiénes son, qué les gusta, cómo piensan, qué les divierte, por qué nos siguen, etc. Es necesario el uso de buenas herramientas de análisis y monitoreo para generar métricas confiables, y lo más importante, datos que puedan ser analizados por especialistas para construir mejores estrategias.
2) Productividad: 
La actitud de la marca debe ser proactiva, adelantándose positivamente a los gustos y necesidades de su audiencia. Uno de los grandes problemas de las organizaciones, es pensar en los medios sociales como un replicador de comunicados, como una bajada de línea de noticias de la marca. Lo más importante es definir el estilo de comunicación, que siempre debe ser proactivo anticipando lo que la audiencia aún no sabe de la marca, sorprendiendo y encantando a todos.
3) Engagement: 
Está muy ligado a los dos puntos anteriores. Con conocimiento de la audiencia, y actitud proactiva, será mucho más fácil lograr interacciones apalancadas en lo emocional, que en definitiva es lo que nos mueve, lo que hace que a alguien le guste lo que hacemos como marca y nos siga en las redes sociales. La marca "humanizada" no es una tendencia, es un imperativo si es que aún no estás conversando con tu audiencia. Las marcas que valoran el engagement, generan comunidades muy dinámicas, de las que siempre están saliendo nuevas ideas para seguir enamorando. Mamá Lucchetti es uno de los casos más logrados, con personajes que se han hecho reconocidos y cercanos a la gente, basta con ver las conversaciones en cada posteo de su fanpage.
4) Storytelling: 
Saber qué contar, cómo contarlo y cuándo hacerlo, hace toda la diferencia. En las redes sociales las marcas hablan sobre sí mismas todo el tiempo, los recursos que usan, el lenguaje, el estilo, el cuidado del diseño gráfico, la oportunidad aprovechada en el timing, el uso del humor, etc. son definiciones que servirán para posicionar el mensaje y llegar a la audiencia adecuada. ¿Qué es lo que la marca tiene que decir de sí misma?
5) Relevancia: 
Decidir la estrategia de qué comunicar debería incluir siempre valorar la calidad antes que todo. Sin calidad se desdibuja la imagen de la marca. Con calidad se afianza el mensaje y se vuelve tangible la percepción que la audiencia tiene sobre lo que la marca es, sobre lo que le aporta, sobre los beneficios que tiene. Lo relevante le da sentido al storytelling cuidadosamente armado y refuerza el engagement.
Estos 5 puntos son básicos para empezar a delinear una buena experiencia del cliente en los canales sociales. No lo es todo, pero sí es el principio que no debes descuidar.

Confianza: un elemento clave a conquistar para las marcas, pero que cambia según región



Fuente: www.puromarketing.com



Una de las preocupaciones de las marcas es la de ganarse la confianza de los consumidores. Los consumidores tienen que confiar en ellas y en lo que están haciendo, ya que esta es la única manera de lograr que se conviertan en sus usuarios y en sus clientes. Las marcas pueden tener grandes productos, elevadísimas estrategias y propuestas que tocan muchos y muy variados puntos, pero si no consiguen que los consumidores confíen en ellos y se crean lo que les están diciendo, no lograrán pasar más allá de un primer contacto con ellos.
Además, ahora que los consumidores han empezado a ser cada vez más exigentes y ahora que están cada vez preocupándose más y más por las compañías con las que colaboran y de las que consumen, las marcas tienen que ser cada vez más eficientes a la hora de trabajar en todas estas posiciones y en todos estos elementos que, se podría decir, entran dentro de los intangibles. Las marcas tienen que lograr que los consumidores las valoren por elementos que están mucho más allá de los propios productos que venden y por sus características.
Igualmente, y dado que internet ha hecho que cada vez existan menos fronteras y que el proceso de compras sea cada vez más y más global, las marcas tienen que ser capaces de jugar en un entorno que es cada vez más global, más genérico. Ahora ya no solo tienen que conquistar al consumidor que esté en su espacio inmediato sino que tienen que ser capaces de llegar también a aquellos que están mucho más lejos, que están en mercados a los que posiblemente no habían pensado en llegar anteriormente.
Las cosas se han vuelto, por tanto, mucho más complicadas, especialmente teniendo en cuenta que muchos de esos elementos que las marcas tienen que construir para llegar a los consumidores cambian según el mercado en el que estos consumidores se encuentren. Es decir, no es lo mismo construir una relación de confianza con los consumidores de cada país y de cada mercado. Lo que entendemos por 'confiable' varía.
La visión que los consumidores tienen de las cosas y los elementos que funcionan para conectar con ellos cambian muchas veces según el país en el que se esté vendiendo ese producto o servicio, como apunta en un estudio conjunto Retail Week y Pinsent Masons y tal y como recoge BizReport. Para conectar con los consumidores, por tanto, las marcas tienen que ser capaces de comprender cómo funcionan las cosas en cada uno de esos países. Porque, aunque en general todos los consumidores ponen la confianza por encima de todas las cosas, lo que supone confiar para unos no es lo que lo supone también para otros.
Así, la confianza se posiciona de forma general como el elemento crucial en todos los mercados analizados, adelantando a cuestiones como el valor del dinero o las opciones para elegir entre diversos productos. En algunos países, la confianza y su poder se dispara más que en otros. En China, los consumidores ponen la confianza aún más como un elemento decisivo, por ejemplo, por culpa del peso que tienen las falsificaciones.

El efecto de la cultura en la confianza

Pero a pesar de ello la base de lo confiable difiere. "Los matices culturales, sociales y locales tienen un impacto real en lo que los consumidores esperan", asegura Gemma Goldfingle, la responsable del estudio. Las marcas tienen que establecer en qué confían cada tipo de consumidores. Por ejemplo, en Francia poner a un famoso a hablar de un producto no ganaría nada de confianza, pero sí lo haría en Abu Dhabi. O, por poner un ejemplo, las opiniones en redes sociales construyen mucha más confianza entre los consumidores de Oriente Próximo que entre los de Reino Unido y Alemania.
Otra cuestión que modifica cómo se compra es el precio. Los consumidores de todo el mundo son sensibles a los precios: un 70% de los encuestados de forma global dijo que dejaría un producto por su coste. A pesar de ello, el peso de esto frente a otros elementos también cambia. En ciertos mercados, como Reino Unido o Alemania, el precio reina por encima de todas las cosas. En otros, como Oriente Próximo, puede pasar a ser menos relevante si se posiciona por delante la calidad y el lujo.

lunes, 6 de febrero de 2017

¿Está la obsesión con el engagement haciendo que las marcas pierdan el norte?



Fuente: www.puromarketing.com

¿Están tan preocupadas las marcas con conseguir este engagement que están perdiendo de vista otras cuestiones?

Uno de los elementos que se ha convertido en fundamental cuando se hace estrategia en redes sociales y cuando se intenta posicionar a una marca a través del social media marketing es el de lograr unos buenos resultados en engagement. El engagement se ha convertido en la palabra mágica cuando se habla de Facebook, de Instagram, de Twitter o de la red social que toque en ese momento. Para las marcas, el engagement se ha convertido en una de las pocas maneras que tienen de medir que de verdad están consiguiendo los resultados buscados en los social media y que están logrando conectar con sus potenciales audiencias, lo que las ha convertido a su vez en obsesas del engagement. Pero ¿tiene esta búsqueda de esa conexión, de esa respuesta, un lado negativo? ¿Están tan preocupadas las marcas con conseguir este engagement que están perdiendo de vista otras cuestiones?
Lo cierto es que suele suceder que, cuando un elemento se convierte en el decisivo y cuando se convierte en la cuestión clave para medir lo que está ocurriendo, los responsables de las marcas suelen centrarse de forma especialmente intensa en ello y suelen destinar un elevado número de recursos a la cuestión. Ese elemento se convierte, al final, en la cuestión de moda y en lo que las marcas buscan por encima de todas las cosas.
Y, quizás, eso es lo que está pasando ahora mismo con el engagement. Dado que los datos de engagement son los que realmente cuentan, las marcas están haciendo prácticamente lo que sea para forzar esa mano y para intentar conectar del modo que sea con los consumidores. Es decir, están intentando posicionarse mucho mejor en esos elementos que funcionan para conseguir lo que se ha establecido que supone engagement que en otros. Este es el punto de partida del que arrancan dos analistas de Forrester en un estudio sobre el engagement y cómo su búsqueda puede estar perjudicando a las marcas.
Como apuntan en un post en el blog corporativo de Forrester, las analistas han hablado con diferentes marketeros y empresas de nicho y han descubierto que estos sienten que últimamente optimizar el engagement no implica necesariamente conseguir mejores resultados de negocio. De hecho, en ocasiones sienten que están gastando tiempo y dinero en usuarios que no son los correctos.
¿Por qué ocurre esto? 
Las analistas apuntan a que, en realidad, los elementos que se emplean para medir el engagement (como los clics, las veces que se comparte algo o los comentarios) no son mediciones realmente eficientes. Es decir, no están dando el engagement real sino más bien algo cercano a lo que podría ser el engagement. Esto es, hacen que nos hagamos una idea, pero no dan resultados reales.

¿Estamos midiendo mal? 

La cuestión de entrada, señalan, el cómo se mide el engagement. "Vemos un montón de confusión sobre los muchos significados de engagement", apuntan. Por un lado, se intenta medir lo que en Forrester llaman el "marketing engagement", que mide el impacto de las campañas. Por otro está el "consumer engagement", que mide las interacciones del consumidor con la marca. Unos y otros son terrenos distintos, pero todos acaban mezclándose en un batiburrillo.
El problema continúa con la cuestión de si uno debe optimizar las cosas para lograr engagement o no. ¿Hay que forzar las cosas y trabajar para lograr más comentarios y más me gusta, por ejemplo? ¿O no se deberían forzar las cosas jamás y hay que dejar que sigan su curso natural? Aquí los marketeros también tienen sus dudas.
Además, se podría añadir que, intentando que los consumidores respondan y que dejen muchísimos comentarios y muchísimos me gusta, no siempre se está llegando al público que se busca. Es decir, que por lograr elementos muchos más visibles y esa respuesta que se espera que ocurra se acaba echando mano de ciertos elementos que llegan a ciertas audiencias que responden, aunque no sean exactamente el consumidor que se busca.
La clave para solucionar este problema podría estar en cambiar lo que se mide y sobre todo el cómo se mide para establecer si hay o no engagement. En el análisis de Forrester apuestan por centrarse en tres categorías diferentes de métricas (de comportamiento, de envolvimiento con lo que se muestra y de emociones). De forma paralela se podría sumar que las marcas deberían empezar a ver los datos de engagement con una cabeza más fría.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Los eslóganes de éxito: ¿Qué tienen en común y que los hace triunfar?




Fuente: www.puromarketing.com

Todos hemos memorizado en alguna ocasión alguna frase pegadiza de alguna compañía, muchas veces casi sin darnos cuenta y sin ser prácticamente conscientes de lo que estábamos haciendo. Muchas de esas frases se han integrado incluso en el lenguaje popular y se han convertido en latiguillos que empleamos una y otra vez en nuestras conversaciones, prácticamente también de manera inconsciente y sin darnos realmente cuenta de que son parte de una campaña publicitaria, la campaña que en su momento intentó posicionar una marca de algún producto (y que claramente lo logró). Y, aunque puede que en los últimos tiempos resulte un poco más difícil conseguir que los consumidores memoricen los eslóganes de las marcas, lo cierto es que el eslogan ha tenido una larga vida, sigue siendo bastante efectivo y es una de las herramientas que las marcas no deben perder nunca de vista a la hora de hacer su estrategia.
Pero ¿qué es lo que tienen los eslóganes? Es decir, ¿qué es lo que hace que la propuesta de una marca se convierta en un elemento que realmente conecta con los consumidores y que realmente llega a los mismos, que se queda con ellos casi para siempre? 
Se podría decir que, por un lado, tienen que encontrar las palabras casi 'mágicas', esas que consiguen capturar perfectamente las cosas. Por otro lado, esas palabras tienen que ser capaces de funcionar a nivel memoria. Necesitan ser absolutamente memorables para que los consumidores se queden con ellas, las conserven en su memoria.
Del eslogan se dice que es, de hecho, esa frase que captura, que pilla al receptor. Construirla no es fácil e implica no solo tener un golpe de inspiración sino también un trabajo en profundidad para definir qué es lo que es realmente relevante y lo que tiene que estar presente en este mensaje. Como apuntan en un análisis en eConsultancy, se podría decir que hay tres grandes características que son las que conforman un eslogan de éxito.

Es breve

O como apuntan en el análisis: es sucinto. La idea es muy fácil de comprender en el mundo de los hashtags y las redes sociales. ¿Cómo son los hashtags y por qué pegan? Los que triunfan son cortos, simples y el internauta tiene rápidamente claro qué es y cómo es. Lo mismo ocurre con los eslóganes de éxito. Son cortos, son pegadizos y, sobre todo, son fáciles de recordar, como el estribillo de una canción de éxito. Las marcas no pueden esperar que los consumidores hagan un esfuerzo sobrehumano para memorizar lo que tienen que decirles: no son escolares intentando recordar la lista de las provincias de alguna comunidad autónoma de gran tamaño. Tiene que ser un trabajo fácil. El Just do it de Nike es un ejemplo: es corto, es pegadizo y es memorable.
Una manera de ver el potencial del eslogan y si realmente es eficiente en estos términos está en ponerle música. Si está bien hecho, con música lo más probable es que suene mejor, que resulte aún más pegadizo.

Tiene poder para incentivar

Poco importa que algo resulte muy pegadizo y que conecte con la audiencia si la marca no saca nada de ello. El eslogan es una parte más de la estrategia de marketing de la marca, lo que implica que necesariamente tiene que servir para que el consumidor consiga sentirse más atraído por ella. En definitiva: el eslogan tiene que funcionar para empujar al consumidor en brazos de la marca y para hacer que este consuma ese producto. Igualmente, en este proceso de compra e incentivo, las cosas tienen que tener un aire positivo. Tienen que evocar los elementos positivos asociados al proceso de consumo de ese producto y de la marca en cuestión. No hay más que pensar en el 'Porque yo lo valgo' de L'Oreal. Es pegadizo y, además, invita a comprar más productos de cosmética.

Es diferente y diferenciador

El eslogan de la marca tiene que ser, por supuesto, distinto al de la competencia. No debe resonar a algo conocido, ya que lo que único que podría conseguir con ello es crear un caos para los consumidores y hacer que el eslogan propio se mezclase con los eslóganes de los otros. Tiene que ser algo completamente separado y completamente diferenciado.
Pero, además, el eslogan tiene que servir no solo para separarse de los demás a través de las palabras: tiene que funcionar como un elemento para hacer que los consumidores vean lo que tiene de diferente la marca. Es decir, tiene que funcionar como herramienta para llamar la atención sobre aquellas cosas que hacen a la marca única.